domingo, 1 de abril de 2012

Ante la crisis del sistema, ¿qué hacer, entonces?



Ante la crisis del sistema, ¿qué hacer, entonces en España?



                                                                                                           Víctor Luis Álvarez



Génesis de la crisis.



Los orígenes de la actual crisis económica están en un típico proceso de sobreacumulación de capital, cuyo punto de inicio se sitúa en la revolución tecnológica y en la globalización, que posibilitaron en base al pensamiento económico neoliberal las políticas de trasferencia de las rentas de trabajo a las rentas del capital.



Políticas que se producen a partir de los años setenta del siglo pasado; El argumento usado para aplicar estas medidas consistió en propagar la falacia de que si dejábamos libertad al capital para actuar se crearía mucho más riqueza y al final todos ganaríamos más, los  hechos han demostrado todo lo contrario, los ricos son mucho más ricos, pero los pobres no se aprovechan para nada de esa riqueza y son cada vez más pobres.



La aplicación de esta teoría neoliberal acarreó una contracción del consumo y como consecuencia de la demanda agregada correspondiente al mismo; por ello disminuyó la tasa de beneficio del capital productivo, mostrándose una incipiente crisis de sobreacumulación de capital; perfectamente descrita en la obra de Karl Marx.



Para soslayar esta crisis y como alternativa para recuperar la tasa de beneficio, el sistema mediante el desregulado capital financiero inyectó una avalancha de crédito para reactivar artificialmente la demanda agregada, así como simultáneamente se forman fuertes apalancamientos corporativos, llevando a la deuda, fundamentalmente a la privada, a crear una burbuja financiera e inmobiliaria que acabó estallando, cayendo súbitamente el consumo y con ello la demanda agregada; culmina entonces una agravada crisis de sobreacumulación, que hasta ese momento había estado diferida en el tiempo en base al crédito inyectado.



La crudeza de esta crisis de sobreacumulación se retardó gracias a ese crédito, pero debido a las contradicciones del sistema, finalmente ya no hubo posibilidad alguna para detener la irrupción de esta crisis, y así estamos, especialmente en la situación española que es un caso particular y más grave de la crisis general del denominado primer mundo, debido fundamentalmente a los disparates y excesos de la denominada “burbuja inmobiliaria española”.



Análisis de la crisis en los medios del sistema


Cumpliendo el papel que el sistema adjudica a sus medios, sus comentarios y debates sobre esta crisis siempre caen dentro de sus coordenadas ideológicas, aunque existe una minoría de pensadores críticos y alternativos, esta es ninguneada por los medios de comunicación más importantes, el objetivo de estos es intentar colocar árboles para impedirnos contemplar el conjunto del bosque en toda su extensión.



Así ocurre con las polémicas sobre las diferentes soluciones que se están tomando según en que países, como entre las propuestas de austeridad y disciplina fiscal alemana y el opuesto neokeynesianismo financiero norteamericano, pero todos esos planteamientos siempre se colocan dentro de un plano de dibujo con límites previamente trazados, generalmente dentro de un marco financiero y monetarista preestablecido, esas son las únicas reglas de juego adoptadas y aceptadas por el sistema actual. Se trata de facto de intentar la imposición de un pensamiento único en política económica.

Pero la conclusión básica que se saca de todo ello es la inutilidad de las diferentes medidas que se están adoptando, ya que solo pueden llegar a matizar y debatir si las unas pueden ser más o menos dañinas socialmente que las otras, pero lo que se está comprobando es que ninguna es la adecuada para desatar el nudo gordiano en que se ha convertido la economía de los llamados países industrializados debido a la aplicación de esas políticas neoliberales. Y esto es especialmente grave en el caso de la crisis española.



Buscando alternativas al pensamiento único

Creo que tenemos que emular a Alejandro Magno, romper las reglas de juego y dar un corte, tajando el nudo gordiano en que ha devenido el actual sistema económico, es la única forma de salir de la trampa que nos han metido. Si aceptamos las reglas del sistema que nos ha llevado a esta situación nunca podremos salir de ella, la crisis es sistémica por lo tanto inherente al sistema y sus contradicciones, sus paradigmas se han revelado como falsos, hay que cambiar de sistema entonces para salir del laberinto económico.

Para ello es preciso intentar realizar un reset mental, obviar los árboles y analizar el conjunto del bosque, negarnos a aceptar que la solución pasa por todas las vueltas y revueltas de los llamados mercados, de Wall Street, de la City, de la Reserva Federal de EEUU con sus inyecciones de dólares en las sucesivas relajaciones cuantitativas (EQ), ni pasa por las recetas de la Eurozona o del FMI.



Ni tampoco bastaría cambiar las políticas del Banco Central Europeo, hasta ahora determinadas por la oligarquía financiera, por las que fluyen cataratas de liquidez a la banca privada, que las paga al 1% de interés, mientras cobra un 5 o 6% por prestarlo a su vez a los estados que teóricamente controlan dicho BCE, en un expolio descarado a los ciudadanos. Aunque cambiar esta política sería muy necesario para detener el saqueo actual, no sería suficiente para salir de la crisis.



Así como tampoco debemos dejarnos enredar en cuestiones como las de las deudas, públicas o privadas, del déficit público, ni por las trampas y felonías de los banqueros, etc., y de todas aquellas maniobras financieras de quienes solo quieren su provecho a costa nuestra, y nos plantean falsos dilemas para forzar las soluciones que a ellos los convienen. El problema de la deuda y el déficit obedece más a concepciones políticas y a la defensa de los intereses de la gran banca internacional, que a necesidades estrictamente económicas.



Se está admitiendo como verdad absoluta que el pueblo tiene que asumir con estrecheces y sacrificios la falta de recursos financieros, cuando la realidad es que esos recursos faltan debido a que están siendo empleados en salvar a los banqueros y que no se recauda a la oligarquía lo que tenía que ser recaudado.



En consecuencia partiendo totalmente de ideas nuevas con la mente como un folio en blanco, tenemos que pensar que la economía tiene que estar al servicio de las gentes, de que si no nos dejamos envolver por el laberinto y el chantaje financieros podemos simplificar las cosas y constatar que aun persisten recursos tangibles y suficientes para evitar todo el dolor social que se está produciendo, en España hay alimentos suficientes para que se pueda alimentar a todos los españoles y existen más viviendas de las que se precisan para todos los que carecen de ella, mientras que más de un millón y medio de españoles está en una desesperada agonía económica privados de todo tipo de ingresos, otros casi cuatro millones más sufren la terrible angustia del paro y sobre muchos cientos de miles de familias pende las amenaza de los desahucios de sus viviendas.



¿Que hacer? entonces en España?



¿Que hacer, entonces en España?, aun no se han determinado exactamente cuales serían las mejores alternativas, pero lo que es evidente y en lo que todos los críticos del sistema coincidimos es en que hay que cambiar los actuales paradigmas. Existen propuestas alternativas más o menos heterodoxas como la planteada por Alberto Garzón, Vicenç Navarro y Juan Torres en su obra “Hay alternativas” que desde una perspectiva socialdemócrata con ribetes keynesianos abogan por una solución, que aunque podemos incluso ubicar dentro del sistema, está apurando al máximo sus límites. Esta solución pasa por gravar a las rentas del capital redistribuyéndolas para devolver a las rentas del trabajo su capacidad de retomar al nivel consumo perdido, e incrementar así la demanda agregada interna, estimulando la economía, con el añadido a lo anterior de una reforma bancaria que incluya una banca pública y la nacionalización de los oligopolios energéticos que fueron privatizados.



Otra postura más heterodoxa corresponde a Juan Francisco Martín Seco, que argumenta que desde un punto de vista macroeconómico el primer problema de España que es de el desequilibrio de su balanza comercial, fruto de una estructura económica concebida para el expolio de las clases populares mediante los oligopolios y las ganancias inmediatas de los diversos pelotazos especulativos. Por ello para  equilibrar dicha balanza es preciso potenciar la producción para exportar más e importar menos, en ese caso sería preciso devaluar la moneda, lo que ahora es totalmente imposible ya que estamos ubicados dentro del euro.



Martín Seco opina que lo que se está intentando actualmente por la clase dominante es una devaluación interna, por lo que la actual reforma laboral va en el sentido de deflacionar los salarios, lo que teóricamente originaría una deflación de precios, que no va a ser así, y con ello se lograría esa devaluación interna buscada; pero está política tiene un gran coste social ya que carga el coste de la crisis a las capas populares, y puede resultar muy contraproducente y llevar al agravamiento de la crisis, debido a su acción negativa sobre el consumo interno, cuya demanda agregada interna puede caer incluso mucho más que lo que aumente la demanda externa, además las deudas de las familias tendrían un incremento real equivalente a esa devaluación interna, la gran beneficiada con esta política es la oligarquía financiera.



Por ello Martín Seco rechaza esas políticas y propone que España salga del euro, recupere así una moneda propia, que se pueda devaluar, y que le permita una política económica independiente,  para que así la devaluación de la moneda conjuntamente con una redistribución más justa de las rentas se pueda usar como instrumento de dinamización económica, manteniendo la demanda interna mientras se aumenta la externa. Además con la devaluación externa los bancos tendrían que asumir gran parte del coste de sus desmanes, por ello a la oligarquía financiera se le eriza el vello cuando se le plantea esta alternativa, así que sus medios de propaganda, que son casi todos, demonizan constantemente la posibilidad de una salida inflacionaria.



Si nos lo planteamos, existen soluciones fuera del sistema.



Si nos abstraemos de la perversa dinámica de los intereses de unos pocos, podremos hallar una solución, ya que solo se trata de organizar la explotación más eficiente y la distribución más justa de los recursos disponibles, e instalar nuevos paradigmas en lo relativo a la mentalidad consumista, ya que en un futuro inmediato, debido a los límites físicos de este planeta finito.



Habrá que ir pensando en un decrecimiento programado con optimización de recursos y redistribución de la riqueza, pero aun no estamos mentalizados para asumir estos nuevos paradigmas, posiblemente se tardará unos años. Aunque llegará, porque el sistema ya es incapaz de superar sus contradicciones.



Evidentemente los pasos previos a ese cambio de sistema tienen por urgencia social que discurrir por una progresividad fiscal, gravando a las grandes fortunas, grandes patrimonios y rentas elevadas, que permita un reparto más justo y equitativo de la riqueza, que por ejemplo posibilite instaurar una Renta Básica Universal, ya que con la actual capacidad tecnológica será imposible que ni ahora, ni nunca, se pueda emplear a todo el factor de trabajo humano disponible con las actuales jornadas laborales. Se ha de repartir entonces la riqueza y el ocio, y la Renta Básica Universal es uno de los instrumentos más justos y adecuados para ello.



Cualquier solución pasa por cortar de un tajo el nudo gordiano en que ha devenido esta situación  económica de crisis sistémica, ello solo es posible cambiando de sistema, ya que está demostrado que es imposible desatar ese nudo de ninguna otra manera, el nuevo sistema tendrá que partir del principio irrenunciable de que la economía tiene que estar al servicio de las personas y de la naturaleza y no al revés, como ocurre hasta ahora. Y además es imprescindible eliminar la trágica huella que el actual sistema depredador esta dejando en la naturaleza, y prepararnos para afrontar una inmediata crisis energética, consecuencia del actual modelo consumista, que es imposible de mantener.



Tarde o temprano el sistema tiene que ser reemplazado en su totalidad, el planeta Tierra y la felicidad de la raza humana así lo requieren

lunes, 31 de agosto de 2009

Fuera milongas, la crisis es sistémica.

Fuera milongas, la crisis es sistémica.

La crisis es sistémica, y con las medidas actuales no tiene solución.

Este planeta ha tenido en las últimas décadas un importante aumento de la productividad, y los economistas oficiales lo juzgan como un fenómeno deseable, pero no lo admiten como algo que permita al género humano liberarse de una parte de su carga de trabajo, si no que lo consideran exclusivamente como un beneficio para la rentabilidad económica de las empresas.

El incremento de la productividad es producto de la evolución tecnológica y de la intensificación en la explotación de la mano de obra, especialmente de la semiesclava en los países que acogen a las deslocalizaciones empresariales, por otra parte se produce un desequilibrio ya que se incrementa el capital necesario para la producción (automatización y mecanización) y disminuye la cantidad de trabajo humano necesario, las plusvalías se incrementan, pero ocurre que el capital no puede reproducirse plenamente por el exceso de capacidad productiva ya instalada, por lo que se origina un excedente económico y ese excedente se desvía a los circuitos financieros en busca de rentabilidad.

Además las políticas fiscales neoliberales han acentuado las diferencias en el reparto de las rentas entre el capital y los trabajadores, aumentando significativamente el porcentaje de la renta que disfrutan las clases privilegiadas. Esto disminuye el tamaño del mercado y reduce aun más el consumo

Por ello el incremento de productividad se traduce en un incremento y acumulación de los activos financieros, que toman vida propia y se multiplican en busca de mayor rentabilidad, como el otorgamiento de créditos de alto riesgo y en la creación de burbujas especulativas como la inmobiliaria, resulta como arrojar gasolina a un fuego originado por las contradicciones que imponen los límites del planeta a este tipo de desarrollo.
Porque la gran contradicción de los economistas liberales, clásicos, neoliberales, keynesianos e incluso algunos que se consideran como promarxistas, es que sus razonamientos de crecimiento perpetuo están aplicados a un planeta virtual plano, ergo infinito, son los que en algunos círculos se denominan como "economistas de la tierra plana". En los medios de comunicación habitualmente solo se reflejan las opiniones de este tipo de economistas.

Pongamos un ejemplo, estos economistas juzgan como deseable un crecimiento del PIB del 3% anual, para que así el sistema funcione correctamente, esto supone más que duplicar el PIB cada 25 años. La mayor parte del PIB se basa en el consumo, luego implicaría por ello duplicar el consumo de recursos de todo tipo, como los energéticos, materias primas, etc., es evidente que la tierra no puede soportarlo.

Hemos de admitir que si no se desea disminuir el empleo y aumentar el número de parados, la productividad solo se puede aumentar cuando es posible un incremento proporcional del consumo, y que el mercado absorba lo producido. Y como dice el catedrático Santiago Niño Becerra “el mercado es el que es”.
Los límites físicos de este planeta, redondo y finito, tanto de recursos como de mercado implican que el incremento de la productividad, aumentada aun más por las deslocalizaciones, produzca un excedente creciente de mano de obra de imposible colocación, ni ahora, ni nunca dentro del actual sistema.

Con el desarrollo del actual sistema capitalista una fracción creciente de la población laboral está abocada a un paro permanente sin solución. Al mismo tiempo que se ha creado un excedente, una sobreacumulación, de capital y de producción.Es la gran contradicción básica que el sistema capitalista vigente no puede superar, hasta ahora capearon el temporal con una sobredosis de crédito, la goma se estiró todo lo que pudo, y ya no da más de si, es por ello una crisis sistémica, no es cíclica, ni financiera como predican algunos.La solución es un cambio de sistema por otro que se adapte a esta nueva realidad energética y productiva, lo que con seguridad forzará a decrecer y distribuir justamente el trabajo y los recursos, que mejor sería que se hiciese ordenadamente y no traumaticamente, pero me temo lo peor.Antonio Gramsci tenía razón, la hegemonía cultural del pensamiento único en función de los intereses de los privilegiados, se impuso sobre cualquier otro razonamiento más acorde con las necesidades y el futuro de la humanidad.

martes, 12 de mayo de 2009

Zapatero en la encrucijada económica.

El PSOE está atrapado en la tela de araña que el mismo tejió, la cosa viene de lejos, de tiempos de los gobiernos de Felipe González y sus ministros Boyer y Solchaga; Al llegar al gobierno de sus primeras legislaturas el PSOE fue adoptando progresivamente el credo liberal, o más bien neoliberal, como pensamiento único. Su política de privatizaciones y reconversiones fue una buena muestra de esa ideología.

Aceptaron sin más todas las premisas neoliberales sobre los impuestos, rebajaron impuestos a los más ricos, incluso recientemente eliminaron el impuesto de patrimonio, asumieron la falacia que permitiendo el enriquecimiento de los más ricos habría más riqueza para todos, que es una teoría interesada no demostrada en absoluto, ya que se está demostrando todo lo contrario.

Pero a nivel global la acumulación de capital a costa de la disminución de las rentas del trabajo, motivó una caída del consumo en los países industrializados y con ello una sobreproducción, por lo que para recuperar dicho consumo el sistema disparó una burbuja de crédito fácil y desmesurado, que no podía tener demasiado recorrido, por lo que finalmente estalló.

Al final la sobreacumulación de capital y el exceso de crédito y apalancamiento crearon una crisis sistémica cuya profundidad aun no conocemos, pero que de seguro será mucho más terrorífica de lo que muchos esperan.

El PSOE, intentando disculparse, fija el inicio del problema español en las legislaturas de Aznar, y eso no es exacto, antes de que Aznar impulsase la fiebre especulativa, por parte del PSOE ya se habían aceptado a pies juntillas todas las falacias de los interesados en medrar dentro del caldo neoliberal, recuérdense los “pelotazos” de los que se ufanaba el ínclito Solchaga.

Aznar desarrolló y amplió dichas políticas, especialmente la burbuja inmobiliaria, fue entonces cuando Álvarez-Cascos dijo: “Si la vivienda sube es que la gente tiene dinero para pagarla...”, una gran mentira, no había dinero, lo que había era un crédito disparatado que endeudó de por vida a varias generaciones de españoles.

Cuando Zapatero asumió el gobierno fue advertido por algunos economistas como Ricardo Vergés y otros de lo que iba a ocurrir, pero puso oídos sordos a todos los economistas ajenos al credo neoliberal, y siguiendo las pautas del pensamiento único, miró hacia otro lado, encantado de haberse conocido, y muy feliz por toda aquella aparente prosperidad.

En las tertulias, los economistas y analistas del sistema estaban eufóricos, España estaba siguiendo su idolatrado sistema Usamericano, aunque según ellos con imperfecciones, porque algunos se quejaban de que aquí aun existía demasiado intervencionismo estatal y de que incluso se protegía en exceso a esos “vagos” apuntados al paro.

Reclamaban que era preciso más liberalismo, más privatizaciones y menos protección social, ya sabemos, la solución siempre está en la reforma del empleo, aun lo siguen diciendo ahora, afirman que con el despido libre y gratuito, se solventarán todos males económicos del país.

Lo que desean es aprovechar la crisis como ocasión para chantajear y transferir más rentas del trabajo al capital, son tan torpes y codiciosos, que aun no han comprendido que el origen de esta crisis, que les puede salir muy cara, está precisamente en esas políticas neoliberales que mermaron la capacidad adquisitiva de los asalariados.

Por ello Zapatero está atrapado en una trampa, o rompe con todo su pasada política económica en un giro copernicano, cosa que no creo, ya que se sigue asesorando de los mismos economistas “oficiales” fruto de la escuela única, o está abocado irremediablemente a un estrepitoso fracaso económico y con él iremos todos nosotros.

No existen recetas contrastadas para resolver desde una perspectiva neoliberal, ni incluso desde la keynesiana, una situación como la actual, pero Zapatero si en lugar de escuchar a aquellos que bajo el disfraz “técnico” de economistas difunden posiciones ideológicas en defensa de las clases financieras dominantes, escuchase a economistas independientes y alternativos de variadas ideologías, como Juan Torres López, Garzón Espinosa, Ricardo Vergés, Santiago Niño Becerra, Juan Francisco Martín Seco, y otros muchísimos más, por lo menos se caería de la burra neoliberal, en donde por su ignorancia en el tema lo ha montado la camarilla al servicio de la banca.

Como no creo que haga nada semejante, Dios nos coja confesados. (Y que conste que soy ateo)

miércoles, 29 de abril de 2009

Lo que nadie explica de la burbuja inmobiliaria

Lo que nadie explica de la burbuja inmobiliaria


La aparición de la burbuja inmobiliaria es consecuencia de condiciones económicas (objetivas) y socioculturales (subjetivas).

Las condiciones subjetivas no son económicas, son de origen cultural, y proceden, de la mentalidad que tenemos los actuales españoles frente a la propiedad de la vivienda. Esta posición procede de los primeros años sesenta, antes de esas fechas la opción del alquiler era la que estaba ampliamente generalizada en las capas medias y bajas de la sociedad española.

Esa mentalidad es la que impulsa a los españoles de nivel bajo y medio a la compra de una vivienda en cuanto opinan que tienen condiciones para ello, esa compra está acompañada en ocasiones con ribetes compulsivos de autoengaño sobre las propias posibilidades reales de acceder a la propiedad deseada.

Además el común de los españoles cree, aunque ahora ya un poco menos, en tópicos, como el de que la vivienda «nunca baja», ignorando experiencias recientes como la japonesa entre otras, y por ello la vivienda era vista como una inversión muy lucrativa y financieramente segura.

En las causas o condiciones objetivas de origen económico, un factor determinante fueron los bajos tipos de interés que permitieron a la oferta subir los precios hasta el nivel máximo que la demanda pueda abonar. Y este precio dependía de que las hipotecas fuesen o no accesibles, en muchas ocasiones nadie se preguntaba el valor del bien, si no por la cuantía de la hipoteca y si podía afrontarla.

Cuando no existe un gran stock de viviendas en venta, como ocurría hace unos años, la oferta de vivienda es inelástica, ya que el plazo de ejecución de las obras y urbanizaciones es de varios años por lo que la demanda se acumula sin ser satisfecha.

En esas condiciones de oferta rígida frente a una demanda en aumento y bajos tipos de interés, se disparan los precios, según algún experto bien documentado [1], se calcula que por cada 1% de descenso de los tipos de interés, la vivienda incrementa su precio en un 20%, lo que permite el florecimiento de la especulación y también del llamado «efecto riqueza» que incide en el incremento del consumo, como un efecto colateral de la burbuja inmobiliaria.

Esto acarrea un movimiento de arrastre especulativo sobre toda la cadena inmobiliaria desde el suelo hasta las agencias de compra-venta, esta situación es alentada por los políticos y los medios del sistema encantados de que «España vaya bien» según afirman ellos. ( Si los precios de la vivienda suben es por que la gente tiene dinero, Francisco Álvarez Cascos dixit)

Mientras tanto toda la peor fauna de los buitres ibéricos está revoloteando sobre esta especulación, desde los grandes del «ladrillo», las instituciones financieras y esos buitres de segunda categoría llamados coloquialmente «pasapiseros» que se dedican a la especulación «al por menor», a diferencia de los grandes del «ladrillo» que especulan con miles de millones.

En estas condiciones la construcción de viviendas se disparó hasta extremos nunca vistos. Las instituciones financieras ante la magnitud de la inversión inmobiliaria que se estaba efectuando en este país, no fueron capaces de afrontar su financiación con fondos propios y buscaron liquidez externa, el ahorro europeo vino a financiar a los compradores españoles de viviendas

¿Y las administraciones que hicieron entonces?, se dejaron llevar complacidas por la situación general de sensación de riqueza y consumo, hubiera sido muy fácil poner coto al disparate tomando ejemplos de otros países como Alemania, u Holanda, pero no interesaba, opinaron que no era liberal, y que era preciso dejar actuar al mercado libremente. Eso si, siempre dentro de los límites que los políticos marcaban con las recalificaciones del suelo.

Los políticos más honestos vieron una ocasión para llenar las arcas públicas y fueron ciegos sobre la trascendencia del problema que se podía generar, los menos honestos lo que vieron fue una gran ocasión para llenarse los bolsillos en compañía de los especuladores.

De esta forma no se hizo nada al respecto y la burbuja creció y creció, ahora ya nos encontramos en un punto de no retorno, el ahorro pasado y futuro de una gran parte de la sociedad española está invertido en unos edificios, en ocasiones vacíos, mediante unos créditos que han dejado a España seca de liquidez, y muy poco atractiva para la captación de crédito foráneo.

La crisis no es solo inmobiliaria y energética, es sistémica, la crisis de las hipotecas “subprime” en EEUU es de juguete frente a los tres déficit: federal, comercial y familiar que se acumulan en ese mismo país, por ello se atisban en el horizonte mundial fuertes convulsiones precedentes de un cambio de sistema.

Entonces si que vamos a sentir en nuestro país la falta del capital financiero que está enterrado en el ladrillo español, y que vamos a necesitar para otras carencias estructurales.

El estallido de la burbuja se esta produciendo porque la elevación de los tipos de interés puso al descubierto la sobrevaloración especulativa del precio de las viviendas.

También se puede enunciar que la oferta inmobiliaria es inelástica o rígida hasta que el stock de viviendas acumulado es de tales dimensiones que la vuelve elástica, incluso plástica.

Por deformación profesional usaré un símil de ingeniería, la ley de Hooke, que nos dice que cuando las tensiones son suficientemente elevadas se sobrepasa el límite elástico del material y se llega a la zona de fluencia, si la tensión persiste se produce una deformación plástica y el material se destruye.

O sea, que revienta la burbuja inmobiliaria y se destruye la economía, que es lo que está ocurriendo.

martes, 24 de febrero de 2009

Geopolítica de la crisis


Los imperios entran en decadencia cuando los recursos necesarios para mantenerlos son superiores a los recursos disponibles para ello.

GEAB, Global Europe Anticipation Bulletin es la Carta Confidencial de think-tank europeo LEAP/Europe2020, publicada en colaboración con la fundación holandesa GEFIRA. Como tal, tiene la intención de proporcionar a sus lectores un análisis de prospectiva geopolítica, desde el punto de vista europeo.

No cabe duda que LEAP/Europe2020 es de los pocos que lleva años anticipando lo que se venía encima, por ese motivo creemos que es preciso asumir que su grado de credibilidad tiene que ser elevado en estos temas.

Pues bien en el boletín GEAB nº28 aparece el mapa mundial que mostramos donde se pueden observar cinco grupos de países definido cada uno por un color diferente.



Se contempla un primer grupo formado por EEUU, Reino Unido, Irlanda e Islandia donde se pronostica una profunda crisis económica y social con una duración de entre 5 y 10 años.

En el segundo pelotón va España, junto con Canadá, México, Estonia, Letonia, Lituania y Suiza donde se pronostica una fuerte recesión económica con una duración de entre 3 y 5 años.

En tercera posición aparecen: China, India, Indonesia, Vietnam, Tailandia, Australia, Nueva Zelanda, Japón, Corea del Sur, y de Europa: Suecia, Noruega, Dinamarca, Bélgica y Holanda. Donde se predice una recesión económica de entre 2 y 3 años.

El cuarto grupo lo componen: el resto de la zona euro (Alemania, Francia,….) así como: Rusia, Finlandia, algunas antiguas republicas asiáticas de la URSS, Argelia, Sudáfrica, Brasil, Argentina, Venezuela, Chile y Perú, naciones en las que las previsiones son de estancamiento económico de 2 a 3 años de duración.

En el quinto grupo están Marruecos, Egipto, Ucrania, Turquía, Israel, Arabia Saudí y Emiratos, Irak, Afganistán, Pakistán y Colombia. En estos países el pronóstico es de de recesión económica e inestabilidad política, es de este grupo del que intentaremos tratar en este articulo.

El sexto grupo lo constituyen los países en los que por su escaso desarrollo o por estar aislados de los circuitos financieros internacionales el impacto de la crisis será marginal, como en la mayoría de África, Bolivia, Paraguay, Uruguay, Cuba, Ecuador, Irán, Corea del Norte, Siria, Mongolia, Birmania, etc., y de Europa: Bielorrusia, las republicas Ex-Yugoslavas y el resto de la Ex-URSS.

Volvamos al quinto grupo donde se pronostica recesión económica e inestabilidad política, Si analizamos su composición se observa un denominador común, se trata de países ubicados en la órbita política, económica y militar de EEUU; Con ello, lo que LEAP nos está diciendo es que la profunda crisis de EEUU les va a impedir que dispongan de recursos para mantener el aparato político/militar con el que controlan de momento a estos países de su esfera de influencia.

No cabe duda de que se trata de naciones de gran importancia estratégica para el imperio de EEUU e incluso algunos como Arabia Saudí y Emiratos son clave para el abastecimiento energético, por ello lo más posible es que los EEUU ante su posible pérdida de influencia intenten por todos los medios mantenerla aunque sea a costa de una posible escalada militar en una guerra rápida, ya que su economía lo mas seguro no podrá soportar una costosa y larga guerra convencional.

Y todos conocemos lo que puede suponer una guerra rápida con la tecnología nuclear de que dispone el ejército de EEUU, si las previsiones de LEAP se cumplen no cabe duda que estamos ante unas perspectivas más que sombrías para este planeta.

Si además en ese grupo de países existen algunos que poseen el arma nuclear y generalmente están ubicados en las zonas más problemáticas del mundo donde persisten numerosos conflictos locales, no es descartable en absoluto que enciendan las mechas del polvorín global. Siempre ocurrió que a la caída de los imperios el orden imperial fue sustituido por profundas y dramáticas convulsiones, y posiblemente la caída del imperio Usamericano no será muy diferente.

lunes, 19 de enero de 2009

La crisis económica no es la que nos dicen


La crisis es de sobreacumulación de capital.

Los analistas neoliberales y tertulianos de toda especie están centrando exclusivamente el problema de la actual crisis desde un punto de vista monetarista y financiero, culpando únicamente a la avaricia humana de unos cuantos gestores de Wall Street de la terrible crisis que ha estallado a nivel global, y no es bajo ese prisma como se puede contemplar el fondo real de la crisis económica que estamos sufriendo.

Quizás en algunos casos ese tipo de análisis no sea de mala fe, y sea únicamente una consecuencia de que durante muchos años en la mayoría de las facultades solo se ha explicado el “pensamiento único monetarista” que se ha convertido en el dogma oficial de la economía del sistema. Como ya hemos repetido algún que otro de los opinantes “no oficiales” la principal crisis real no es financiera, porque si así fuese ya estaría resolviéndose con las medidas monetarias, la crisis financiera es en realidad un producto derivado del problema central, es un daño colateral de la crisis de la economía real, que es una crisis de sobreproducción o sobreacumulación de capital según guste llamarla.

Es el tipo de las crisis que Karl Marx definió, que siempre se saldan con un fuerte excedente laboral que pasa a engrosar la legión de los parados.

La crisis de sobreacumulación es inherente al sistema, y la actual es el súmmum de todas sus contradicciones insuperables, que la globalización ha llevado a su máximo nivel, se trata de una profunda e irreversible crisis sistémica.

Durante los últimos años las teorías monetaristas neoliberales de Milton Friedman, aplicadas inicialmente por Margaret Tatcher y Ronald Reagan, originaron transferencias de rentas del trabajo a rentas del capital, tanto por la vía de la productividad, fruto de la tecnología, como por la contención salarial, el dumping social y las deslocalizaciones, que han producido un fuerte descenso de las rentas del trabajo y con ello de la capacidad de demanda de las capas asalariadas de la sociedad.

Simultáneamente dichos incrementos de la productividad fruto de la innovación tecnológica así como las deslocalizaciones supusieron un aumento de la capacidad productiva, o sea un incremento del capital según la terminología económica, que originó una reducción de la tasa de beneficios. El sistema atento al principio capitalista de maximizar la tasa de ganancias del capital y su reproducción, ante la reducción de la misma recurrió a la ingeniería financiera, a la vez que abarató el crédito para forzar que la demanda se sostuviese, manteniendo artificialmente un nivel de consumo que al final resultó absolutamente insostenible.

Esa demanda de bienes y servicios estuvo soportada gracias a un endeudamiento generalizado, basado como se ha dicho en un crédito fácil y disparatado, precisamente en dicho crédito, especialmente en el destinado al mercado inmobiliario, es donde está el origen de la basura financiera que recorre el mundo y dio inicio a la crisis financiera actual.Por ese motivo la crisis tiene muy mala solución, solo parece que existen dos teóricos caminos: o bien aplicar políticas keynesianas para recuperar el nivel de consumo suficiente para absorber el exceso de capacidad productiva global, o bien destruir capital para adecuar la oferta a la menguante demanda.

Las recetas keynesianas.

Las recetas de inyectar liquidez, según el modelo de Keynes quieren aplicar, lo más posible es que solo funcionen para retrasar el momento crítico del colapso económico, aunque por el contrario puede ocurrir que paradójicamente tiendan a precipitar su llegada a causa de que los estados entren en defáult debido a los déficit originados con esas políticas expansivas.

Si con inyecciones de liquidez monetaria lo que se intenta es volver al pasado nivel de crédito para reanimar la moribunda demanda, solo se hará intentar mantener inflada la burbuja financiera y crediticia retardando solo momentáneamente el instante de su estallido que finalmente será aun más brusco.

Porque la burbuja crediticia no puede ser permanente, se hundirá más pronto que tarde, ya que se trata de una situación inestable susceptible de desequilibrarse ante la menor perturbación, como puede ser un evento provocado por la especulación ante el agotamiento de los recursos finitos de este planeta. Es evidente que un crecimiento exponencial indefinido como se pretendió hasta ahora es insostenible por completo.

La aportación de las tesis keynesianas a la actual situación solo se pueden concretar en mantener reavivado algo el consumo, conservando un cierto tono vital en la moribunda economía real, intentando retrasar el colapso definitivo, mientras se destruye capital, y se decrece y transita hacía un nuevo modelo económico adaptado a un planeta con menores niveles de producción y consumo.

Destrucción de capital y decrecimiento.

Luego ante las perspectivas de fracaso de esas políticas keynesianas parece que solo queda destruir capital, esto se puede realizar o bien traumaticamente mediante guerras o bien progresivamente con convulsiones más o menos profundas, si fuese este el camino elegido, entonces si pueden tener un cierto valor las mencionadas políticas keynesianas, para lograr que mientras se diluye el capital, no se cree una situación caótica y que dicha eliminación sea progresiva y lo menos traumática posible.

Sobre la destrucción del capital se puede pensar que estamos abocados a fuertes luchas entre los oligopolios capitalistas con las que unos y otros intenten destruir al capital antagonista, algunas posiciones recientes respecto a China y otros países emergentes pueden hacer intuir que algunos oligopolios occidentales pueden optar por ese camino, aunque en ocasiones pueda ser incluso a costa de sacrificar a sus propias deslocalizaciones en los nuevos países emergentes.

Porque al final el sistema mundial se tendrá que desglobalizar rompiendo el modelo actual, y con ello se llegará a un nuevo punto de equilibrio con una economía decrecida dentro de un nuevo sistema cuyas características aun ignoramos, aunque de seguro que será una sociedad de menor consumo energético y también de menor consumo en general, sociedad en la que lógicamente no podrán existir los derroches e ineficiencias actuales.

El nivel de desigualdades sociales de esta nueva estructuración económica vendrá determinado por la capacidad de la lucha que logren articular los sectores anticapitalistas y antimonopolistas de la sociedad, pero los días de vino y rosas de la llamada sociedad de consumo que gozaron hasta ahora amplias capas sociales se habrán ido para siempre en este que denominamos como primer mundo.

Y no podemos obviar que actualmente con solo una fracción de la mano de obra global disponible se pueden fabricar y obtener todos los bienes y servicios que demanda la población mundial, por lo que hemos de estructurar la sociedad futura en base a este excedente laboral, de forma que se evite una legión de parados que se conviertan en excluidos sociales

Pero lo más posible es que desde el sistema capitalista neoliberal no se pueda acceder directamente a ese insoslayable decrecimiento, ya que seguramente se generaría un caos, por ello opinamos que tiene que existir una etapa intermedia de planificación económica.

El sistema es consciente de la ausencia de soluciones.

El sistema es mucho más consciente de lo que aparenta de la atroz realidad a la estamos abocados, su orquesta mediática ya no hace apología del capitalismo y de las bondades del libre mercado, ahora toda la parafernalia audiovisual se dedica, como bufones del reino que son, a distraer al personal con las banalidades y frivolidades más diversas.

Se trata de un intento de convertir la angustia colectiva de la legión de parados y agobiados en una suma de angustias individuales, donde prive el intento de salvación personal, que significa el sálvese quien pueda de la ley de la selva, y así evitar un choque frontal con aquellas gentes que motivadas por la crisis vayan adquiriendo conciencia de donde reside el problema real, y se pudiesen nuclear en torno a organizaciones con voluntad y capacidad de lucha.

El ejemplo de la burbuja inmobiliaria española.

Un ejemplo palmario a menor escala de la crisis global lo tenemos en la construcción de viviendas en España, el crédito barato originó una gran demanda dando origen a una especulación y con ella una burbuja inmobiliaria, este proceso creó una sobreacumulación de viviendas así como el agotamiento de las fuentes de financiación, que generalmente estaban llegando desde el exterior, básicamente de Europa.

A su vez los trabajadores de la construcción y del sector derivado de la misma se han quedado en el paro, con lo que se cercena aun más la demanda interna del país.Ahora resulta que los promotores inmobiliarios piden más crédito para que la rueda siga girando, no se si son conscientes de ese despropósito o si sus angustias les nublan el cerebro, y el gobierno parece que les puede seguir el juego con las viviendas VPO, ¡Pero señores, si existen más de un millón de viviendas vacías!, apliquen una legislación como la holandesa o la alemana para forzar su ocupación.

Para mantener la máquina de la construcción inmobiliaria en marcha indefinidamente como pretenden ¿Cuántas viviendas más hay que construir? ¿Y para quien?, económicamente es un disparate incluso a corto plazo como ya se demostró.No solo se trata de un capital sobreacumulado e inmovilizado en el llamado “ladrillo”, se trata de que ya absorbieron casi todo el crédito externo de que gozaba este país.

Y ahora pretenden consumir la liquidez y la poca capacidad de crédito restante en detrimento de otras necesidades económicas reales; Mientras no se digiera el extenso parque de viviendas vacías, lo que supondrá muchísimos años, pensar en la construcción como motor económico solo se les puede ocurrir a unos auténticos descerebrados.

Conclusiones.

Señores, la fiesta se ha terminado y este es el fin definitivo, no existe ninguna salida para retornar a lo que ya se ha quedado atrás, ahora solo nos queda luchar para que la crisis no se salde como pretenden, cargándola en las espaldas de las capas más desfavorecidas de la población.

De hecho esta crisis puede ser una buena oportunidad para transitar hacia otro tipo de sociedad más justa y sostenible, aunque desgraciadamente en este alienado país no poseamos aun instrumentos políticos capaces de articular una alternativa válida para superar positivamente esta situación histórica.
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sábado, 13 de diciembre de 2008

Fuera caretas, formemos la AVF.

Fuera caretas, la cuestión está bien clara, estamos como en la primavera del 36 porque los vencedores del 39 no admiten que el poder sea compartido democráticamente, ni la Iglesia Católica admite que se le toque un ápice de sus enormes privilegios.

Pero un fantasma ya recorre España, ante la actuación proto-fascista de la Asociación de Víctimas del Terrorismo se han desperezado nuestros viejos fantasmas, vamos a decirles alto y claro que también existen otros cientos de miles de víctimas, que son las víctimas del franquismo.

Porque las víctimas del franquismo son innumerables: Sean los familiares de los muertos en los frentes de una guerra que no desearon, los de los ejecutados tras ilegales consejos de guerra, los de los “paseados” y desaparecidos, los de los presos políticos, exiliados y represaliados, todos son evidentes víctimas porque el franquismo modificó y determinó sus destinos.

Todos los represaliados del franquismo que estén vivos, así como los familiares de los fallecidos, y todos los que sufrieron la represión social y política durante la dictadura y sus familiares tienen derecho a figurar como víctimas del franquismo.

Incluso aquellos que padecieron el hambre y la miseria de los años cuarenta y cincuenta, los que sufrieron la represión cultural del franquismo y los que malgastaron su juventud en aquella atmósfera represiva del clerical-fascismo, tienen también derecho a figurar como víctimas de aquel ominoso régimen.

Las víctimas del franquismo somos cientos de miles, quizás millones, agrupémonos ya, la historia nos lo demanda.

Por todo ello la idea ya ha irrumpido con fuerza, en foros, listas y correos electrónicos se está debatiendo, la aceptación es cuasi unánime, formemos ya la AVF.

El desarrollo es muy simple, primero hacemos un llamamiento para que cada uno que asuma esta idea tome la iniciativa para comenzar contactos a nivel local, después a nivel regional, luego autonómico, para confluir en una Asamblea Nacional que elija los órganos de gestión al máximo nivel.

Si nos dejamos en el bolsillo nuestros partidismos y personalismos podemos realizar esta iniciativa, que de cuajar puede poner fin a la ofensiva revisionista que la derecha pro-fascista está realizando.

Manos a la obra, este país ya nos demanda la formación de la AVF.